jueves, 19 de junio de 2014

Lollipop IX {Tokio Hotel} [FINAL]

Pairing: Gustav/Georg
Categoría: fem!slash
Género: romance, drama, humor
Rating: T
Advertencias: AU, gender swap, twc
Resumen: Agus no es una chica como las demás y eso a Georgie no le importa. No hasta que entiende cómo aplican los "pequeños oscuros secretos"







Cuando Tomie rompe el contacto visual y regresa al interior de la habitación de pronto se siente cansada, porque es siempre ella la primera en romper el contacto visual.

—¿En qué estabas pensando, Billie? —suspira porque dentro de sí ya sabe exactamente qué era lo que su hermana estaba pensando.

—Bueno, para empezar, que quería pasar una buena noche con una linda chica.

—Billie…

—Tomie.

—¿Georgie, Billie, en serio? —se saca los zapatos y se sienta en la cama porque diez minutos con Billie a veces pueden parecer varios años.

Billie se sienta en el otro extremo de la cama, porque sabe que están a punto de discutir y frecuentemente sus discusiones no terminan con palabras.
A Tomie le gustaría que esta pudiera terminar en golpes porque siente bajo la piel que están a punto de cruzar una línea que no deberían cruzar.

—Creí que te gustaría pasar un rato con tu amiga Agus sin que nadie interrumpiera.

—Por qué eres tan difícil, Billie.

—Porque tú eres demasiado fácil, Tomie.

Se pone de pie porque sbae que su hermana no va a ser la que dé el primer paso, Billie siempre ha sido la que deja pistas regadas por la habitación. Se arrodilla frente a ella, porque sabe que no hay mejor forma de hacerla sentir pequeña.

No es la primera vez que lo hace.
—Billie, cuándo fue la última vez que intentaste algo con alguien que de verdad te gustara.

—Hace como cinco minutos, justo antes de que tú interrumpieras.

Le besa una rodilla, despacio, en mitad de un suspiro, porque siempre le han gustado más sus piernas que las propias.

—Tomie…

—No sé a qué estás jugando, Bibi. ¿Viste lo mucho que se quieren?

—No tanto como yo te quiero.

—Jamás tanto como yo te quiero.

Tomie sabe que su hermana está llorando porque nunca le dice que la quiere a menos que esté llorando. Y sabe que no llora  menos que esté muy molesta.
—Tomie.

—No, Bibi. Tienes que parar. —Cuando toma su mano se miran a los ojos y tiene que tragar saliva para no cambiar las palabras por los golpes y dejar que las cosas sean como deberían ser. Porque su primer beso fue cuando tenían nueve años y jamás quiso que las cosas fueran como deberían ser pero eso no lo hace menos difícil.

—¿Vas a parar tú también, Tomie?
Se lo dice con rencor porque no hay otra forma en la que su hermana pudiera reaccionar. Ella la besa en los labios porque no hay otra forma en la que su hermana pueda entender la respuesta.

La música se acaba entrada la madrugada y la casa es un desastre, pero la cama todavía está tibia.

+—+

La calle está semi-oscura y el viento quizá un poco demasiado fresco. O es quizá que de pronto la distancia a la que caminan la una de la otra le parece demasiada.

—Agus —le dice porque ya no soporta el silencio, aunque no está segura de qué es realmente lo que quiere decir.
Agus tiene el ceño fruncido.

—Perdóname, Georgie. —Georgie no está segura de qué fue lo que se perdió.

—¿Qué?

—Si no me quieres perdonar está bien —aún tiene el ceño fruncido y se lo dice como si estuviera molesta y sinceramente no tiene ni la menor idea de por qué se está disculpando —, pero de verdad quería que fueras mi amiga, y ya sabía que no te gustaban las chicas, pero de verdad quería que fueras mi amiga. Tomie también fue mi culpa, qué idiota; perdóname, Georgie.

Cuando termina de hablar, Georgie no sabe si echarse a correr o echarse a reír, así que respira profundo y opta por decir la verdad, porque no parece que estén llegando a ningún sitio en algún futuro cercano. Ya no están caminando.

—Agus, no sé de qué demonios te estás disculpando si la que estaba en la cama con una chica a la que apenas conozco era yo.

—Me gustas mucho. —Le dice, y así está mejor, porque Agus es de pocas palabras y Georgie puede lidiar con eso.

—Creo que eso quedó claro aquel día en tu cama, Agus. —Agus no se sonroja porque no es esa clase de chica.

—Lo siento.

—Bueno, a mí me gustaría sentirlo.

Georgie se aparta el cabello y sí se sonroja, porque a veces le pasa. Le gustaría decir que quiere estar molesta con Agus por reírse, pero no podría.

—Georgie.

—Hey, no te rías, no sé si soy gay o sólo estoy pasando por una crisis, o si las chicas gays tienen algo por mí o qué rayos es lo que está pasando.

—De verdad me gustas mucho.

—Tú también me gustas. Creo.

—Podemos tratar hasta que estés segura.

La noche sí estaba fría, pero ellas caminan tomadas de la mano.

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