Categoría: Hetero
Género: romance
Rating: K+
Advertencias: Gender swap, AU
Resumen: A Georg le gustaba lo poco convencional.Había una sola persona que sabía respecto a ello, y esa era Agus.
Notas: Serie de viñetas. ¡Agus al poder!
Aquella tarde,
Agus tuvo que caminar bajo la lluvia hasta la parada de autobús en la que Georg
la estaba esperando. No había llevado abrigo y estaba completamente mojada para
cuando hubo llegado a su destino; cada centímetro de su cuerpo estaba empapado,
desde el primer cabello de su cabeza, hasta el último de los dedos de sus pies.
Georg, debajo de
su paraguas, se rió de su estado hasta que la mezcla de frío, agua y risa le
hizo sentir que, si no se detenía, la urgencia de un inodoro sería inminente.
"Ojalá mojes
los pantalones", le había dicho Agus después de sentirse indignada y sacudir
su cabello con ahínco para que las gotas alcanzaran al castaño. Georg frunció
la nariz, la abrazó con fuerza, le removió el cabello y le besó la frente.
Agus estaba
literalmente temblando de frío; sus manos congeladas comenzaban a ponerse
verdes y le castañeaban los dientes. Se detuvieron bajo la lona de una tienda y
su novio le cedió el abrigo.
Había veces que
para Agus, Georg representaba un agujero a la mitad de su cuerpo. Un enorme
agujero de color rosa en el que miles de orugas pasmosas caminaban sin ninguna
prisa, dejando su mierda atrás, y aquella mierda desprendiendo nitrógeno que se
esparcía por toda ella. Y se sentía feliz. Idiota y completamente feliz.
También había
veces en que Georg sentía que no podía evitar reír, aun cuando sabía que Agus
se iba a indignar; pero, esas veces en que Georg no podía evitar reír, eran en
venganza para cuando no podía evitar mirarla.
Ahí, bajo la
lluvia, con el cabello rubio completamente mojado y pegado al rostro, la piel
erizada, sus ojos café claro húmedos y la ropa pegada al cuerpo, Georg
simplemente no podía parar de mirarla, por eso había echado a reír.
Georg estaba
enamorado de Agus. Se había dado cuenta de ello mucho tiempo atrás, pero se lo
repetía cada vez que la miraba hacer pequeñas cosas que para Agus resultaban
completamente espontáneas, pero para él eran lo más deleitable que pudiera ver.
Como verla entrar
en la casa quitándose la ropa en el camino de la entrada al baño y pasar
desnuda, con tan sólo la toalla al hombro y lista para meterse a la tina llena
de agua tibia todo el tiempo que tuviera disponible.
Georg amaba ver
el cuerpo desnudo de Agus recorrer la casa entera con desvergüenza. Entonces
era cuando se tomaba todo el tiempo del mundo, se recargaba en la pared, y la
miraba detenidamente, como si nunca antes la hubiera visto desnuda; la veía
caminar de un lado a otro, recolectando lo necesario para su perfecta ducha,
sus pechos saltando ligeramente y sus provocadoras caderas en un vaivén
inconsciente que se le antojaba irresistible. Sus muslos, sus glúteos, su
cintura; todo en ella era perfecto para él.
Georg amaba el
cambio en las tonalidades de su piel, aquellas partes más bronceadas que otras
y el juego uniforme que hacía con su cabello. Sus manos que muchos consideraban
poco femeninas y sus pequeños pies.
Agus solía tomar
baños tan largos que para Georg resultaban una tortura.
Agus giraba la
cabeza en dirección a él antes de cruzar la puerta, ella sabía que Georg
siempre la estaba mirando cuando iba camino a la tina; entonces le miraba
fijamente un segundo antes de asegurarse que él ya se hubiese quitado la
playera.
Sus baños eran
tan largos, que hacía tiempo que los tomaban juntos.
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