Categoría: slash
Género: drama
Rating: MA
Advertencias: posible OoC
Resumen: Marshall no había salido del closet, había salido de debajo de la cama. Había salido de la parte oscura de la vida, pero sabía que no había salido solo, había estado acompañado siempre, por esas partículas que quedaban en el aire y que nadie quería respirar, por toda la mierda que otros tiraban aunque aún sirviera; de ahí, de todo lo que a los demás les sobraba y a él le faltaba, nació Eminem.
Marshall no salió del closet, él salió de debajo de la
cama; ahí era donde se escondía cuando su mamá se ponía a gritar furiosa por
cualquier estupidez. Cualquier cosa está bien para molestarse cuando se está
perdido de ebrio.
Su tío se había encargado de enseñarle que los hombres
deben someter a las mujeres, y que aquel que no quiere follar con mujeres se
llama marica, y que un hombre de verdad definitivamente no quiere ser un
marica. Pero a Marshall le importaba muy poco lo que aquel hombre dijera,
porque él tenía que seguir escondiéndose debajo de la cama mientras su mamá
vomitaba en el baño, con la única compañía de historietas que ya había leído
por lo menos tres veces cada una.
Marshall no tenía amigos, así que aprendió que más
importante que la amistad, era tener la lealtad de tus semejantes, y de los que
no se asemejan tanto a ti también. No importa si un hombre te odia, lo
importante es que sepa que más le conviene serte leal, y que le demuestres que
vale la pena. En cambio, no puedes confiar en una mujer porque todas son unas
perras. Te las puedes follar y tratarlas bien para que hagan cosas por ti, pero
jamás se puede confiar en ellas.
También aprendió que debajo de la cama es un lugar muy
oscuro, pero el closet es un buen sitio para tocar y ser tocado sin que te
importe un carajo quién te hace compañía y quien te pueda escuchar afuera,
porque la música está muy alta durante las fiestas y todos los colchones
ocupados. Y que si coger con otro hombre te hace marica, entonces los maricas
saben vivir.
Era eso, pero más que otra cosa, Marshall sabía que era
cuestión de jerarquía. A veces simplemente depende de cuántos culos tengas a tu
disposición, y de saber cuándo es tiempo de poner el tuyo. Por eso, cuando
Marshall quería un culo en su cama no estaba dispuesto a dejarlo ir.
Mucho menos cuando venían con rastas rubias que se
paseaban con descaro frente a su cara en la mitad de su concierto, haciendo
como cualquier vulgar rapero y con facciones tan finas que se le antojó
anormal. Sonrió y llamó a seguridad; cinco minutos después el chico estaba
siendo llevado lejos del público, justo a donde Shady lo quería.
Marshall no había salido del closet, había salido de
debajo de la cama. Había salido de la parte oscura de la vida, pero sabía que
no había salido solo, había estado acompañado siempre, por esas partículas que
quedaban en el aire y que nadie quería respirar, por toda la mierda que otros
tiraban aunque aún sirviera; de ahí, de todo lo que a los demás les sobraba y a
él le faltaba, nació Eminem. De ahí, de toda la mierda que el mundo tiró sobre
su alma, nació Slim Shady. Y de ahí, de todos los que era él mismo, el Marshall
que educó su mamá, el Marshall que vio morir a su mejor amigo y hermano sin
saber por qué, el Marshall que casi muere abandonado en el baño de la escuela,
el Marshall que no había estado preparado para enfrentarse contra el mundo, el
que huía del peligro entre súper héroes que nunca lo salvaron, había nacido un
hombre que obtenía lo que quería porque sabía que nada era imposible, que uno
simplemente tiene que patear suficiente para poder levantarse; que uno
simplemente tiene que chasquear los dedos lo suficiente y todos aquellos que no
saben lo que tú sí y tienen complejo de esclavos, estarán ahí para que pises
sus espaldas y te impulses hacia arriba.
Le costó aprenderlo, lo suficiente para saber cuándo
tenía que esconderse bajo su gorra y rapear rápido para no ser masacrado; lo
suficiente para triunfar.
Lo suficiente para llegar al camerino y encontrarse un
chico rubio y bonito esperando por él; un alemán bonito de perfil griego y
cuerpo de adolescente en explosión, con músculos lo específicamente marcados
para no confundirlo con una chica, pero con demasiado ropa como para tenerlos
en cuenta.
No le preguntó su nombre, sólo lo dejó hablar hasta que
se quedó sin aire; lo admiraba, lo admiraba como el carajo, casi como un Dios. Lo
admiraba tanto que le brillaban los ojos y se sentó a su lado, en una postura
poco masculina para lo que pretendía y siguió hablando hasta que la boca le
quedó seca. Lo admiraba tanto que se quedó mudo cuando se le fue encima,
demasiado excitado ya con su acento marcado y sus cuidadas manos.
Comenzó despacio, porque no era una bestia después de
todo; a veces, cuando estaba con su hija, volvía a ser el niño que se escondía
bajo las sábanas y fingía que el techo estaba lleno de estrellas; le puso la
mano sobre la pierna y palmeó un par de veces antes de decirle palabras obscenas
al azar, entre frases bien disfrazadas, calculando posibilidades y asegurándose
de no tener que lidiar con un arranque de ira. Para su pequeña sorpresa, el
chico comenzó a coquetearle.
Para su sorpresa, gemía en alemán.
Fue rápido y quizá demasiado fugaz para su gusto, aun
cuando había durado lo suficiente para que fueran a buscarlo y comenzaran a
gritar maldiciones desde afuera y tuviera él mismo que gritar maldiciones desde
dentro, blasfemando hasta a los muertos, porque el rubio seguía tumbado en su
sillón, con las piernas bien extendidas, con una flexibilidad impresionante,
sobre el respaldo y el suelo, con su pene orgullosamente erguido, la cara roja,
la expresión contraída, los insultos extranjeros atorados a la mitad de la
garganta mientras Shady empujaba y empujaba sin descanso, listo para correrse
de nuevo ahí dentro, donde le apretaba suave y gentilmente, succionando con una
pasión incendiara, con el culo bien dispuesto y el corazón saliendo casi de su
pecho.
Sus testículos se balanceaban contra la base de aquel
pequeño y redondo trasero, tan lampiño como el suyo, y entre el placer completo
se le escapó un sonrisa que gritaba a los cuatro vientos lo claro que pensaba
que aquel chico era un completo marica, y lo mucho que lo estaba disfrutando.
¿A Marshall qué podía importarle que los hombres debieran
estar con las mujeres? Si el chico chocaba nudillos como si no hubiera sido su
puta y le daba su número para que lo contactara si volvía a Alemania un día.
Qué podía importarle a él, si debajo de la cama siempre
había más espacio, más estrellas y estaba menos oscuro. Qué podía importarle a
él, ahora que sabía que los súper héroes no llegan como en los cómics a menos
que sepas dónde, cómo y cuándo chasquear los dedos.
Qué podía importarle a él, que ya tenía una hija que lo
esperaba en casa y un closet que no tenía más monstruos.
hemoragia nasal weee orgazmos juveniles y bragas caidas, me gusto muuuuchooooo
ResponderEliminarXDDDD Qué bueno que te gustó, we ;w;
Eliminar:') Es hermoso. Me encantó el enlace entre todo: debajo de la cama, el clóset, él. Y cómo es que todo se relaciona y al final tiene un sentido. Me encantó. Siempre quise leer uno de Tomichu y mi ídolo del rap Eminem.
ResponderEliminarNo te miento si te digo que cuando lo estaba escribiendo pensé en ti en algún momento. La pareja es fantástica, eso es indudable, me fascina; pero en realidad lo que quería al empezar, o lo que me marcaba al estar escribiendo era hablar sobre Marshall más que otra cosa. Que te haya gustado a ti en específico, ese enlace entre todo, es especial para mí. Gracias <3
EliminarImpresionante *-*
ResponderEliminarQuisiera decirte más, pero me has robado todas las palabras. No es sólo la pareja, que me parece perfecta (este joven y hermoso Tom junto a Shady es una bomba sexual estallando por megatones) sino por cómo has manejado las metáforas y has hecho de lo breve algo profundo e inmenso.
No entiendo que haya gente que te critique por escribir textos relativamente cortos, no se dan cuenta de lo difícil que es manejar conceptos tan dispares y llenarlos de sentido.
Me quedo con la imagen de ese niño que se cría y se crea bajo la cama, el lugar donde encuentra estrellas, fuerza, refugio y ganas de gozar... además de a sí mismo.
Muchos besos y enhorabuena, mi Luna <3
(gemidos en alemán *o*)
¡Mi Archange! ;w; La pareja es más que magnífica, sabía que tú sabrías verlo como pocos. Sobre lo demás, no puedo decirte mucho, justo como escribo xD Pocas palabras tienen su magia en cantidades pequeñas y precisas, pero no todo el mundo lo disfruta o lo sabe ver.
EliminarMe alegra mucho que te hayas quedado con esa imagen, porque dentro de mí siento que tiene bastante de real y le puse todo mi amor y amargura.
Muchas gracias, mi Archange <3 sabes que siempre es un honor tenerte por acá.
(No me pude resistir >,<)
Yyyyy, creo que te lo dije en el FB, pero te lo digo de nuevo por aquí.
ResponderEliminarFAH!!! o sea, hago contracciones porque me niego a decir malas palabras.... pero F-A-H!!!!
XDDD Genial. Ahora quiero más a Marshall y su bestialidad genialosa.
¿¡Cómo no querer a Marshall y su bestialidad genialosa!? xDD
EliminarNo sabes lo enormemente feliz que me hizo verte por acá, ¡no esperaba verte por acá! ¡Fue toda una sorpresa! Y vaya agradable y maravillosa sorpresa.
Es la cosa más melancólica que he leído en días. Y dime gey, pero no pude evitar sentirme de algún modo un ser identificado con su vida, con lo que sufrió y tu llegas y haces que eso explote en mi cara como un fuego artificial, para que al final me dejes con un sabor agridulce en el paladar, porque al final, después de todos los declives, él obtiene cierta felicidad, una felicidad que sólo a él le sabe de aquella forma, porque sólo Marshal es capaz de percibirlo así.
ResponderEliminarY bueno, al final él es la estrella, yo pienso que la figura de Tom puede difuminarse hasta el punto de notarlo como un fan más. Y y y ya me puse absurda ;w; Sólo decirte que fue tétrico y abrumador para mí, hasta ligero. Todo estuvo en donde tenía que estar y yo estoy más que encantanda con esto, Moon. Gracias por escribirlo TOT
Deii ;^; Te soy sincera si te digo que me salió del corazón, casi tan de piedra y amargo como me imagino que el mismo Marshall debe verlo o lo vio en su momento. No es algo que lo haga feliz, pero sabe que es algo que lo ha hecho el hombre que es, y que le guste o no, y así lo haga o lo haya hecho miserable, le sirvió. Sé que Marshall es feliz de esa torcida y específica forma que sólo él es capaz de entender. Sólo lo sé, o por lo menos lo quiero creer así porque él lo transmite de ese modo. No es miserable ni mucho menos, es feliz, y mientras más crece, más tranquilo y seguro se le ve y su felicidad efímera y casi fantasiosa se ve reflejado en ello.
EliminarDe algún modo me siento identificada con eso también, y por eso sé que se puede ser fuerte y superarlo de una forma u otra.
¡Sí! ¡Esa era la intención! ¡Casi que se pueda decir que ese no es Tom! Y si lo lees y no conoces al viejo Tom, el Tom joven, ni siquiera te darías cuenta de que es él. Creo que esa era la idea. Quería escribir algo con Marshall, estuve a nada de dejar a Tom de lado pero algo me impulsó a ponerlo de cualquier forma, supongo que para tener la excusa de meterlo en algún fandom y por el capricho de cumplir con la intención de el Eminem/Tom que andaba rondando su espíritu desde hace tiempo.
Sabes que siempre me haces feliz cuando haces esto (en general, me haces muy feliz), y causarte contradicción me hace sonreír, no sé por qué (quizá porque sé que es una buena señal (?)). Gracias a ti, Deii, que siempre me inspiras de algún modo <3