martes, 2 de julio de 2013

Lollipop VIII {Tokio Hotel}

Pairing: Gustav/Georg
Categoría: fem!slash
Género: romance, drama, humor
Rating: T
Advertencias: AU, gender swap, twc
Resumen: Agus no es una chica como las demás y eso a Georgie no le importa. No hasta que entiende cómo aplican los "pequeños oscuros secretos"




Georgie está recostada en la cama mirando al techo y sonriendo un poco porque ya no trae zapatos y hay una brisa fresca entre sus dedos cada vez que los mueve; la ventana está abierta y afuera hace un poco de frío, quizá va a llover. Se siente estúpidamente feliz y tiene ganas de hablar con Agus aunque no sabe qué podría decirle.

—Esa canción realmente es buena.

Dice como a la nada pero alguien le responde, la voz viene de donde están sus pies —¿Cuál de todas? —se ríe.

—No me acuerdo, pero podría ser mi canción favorita. —La voz vuelve a reír suavemente y Billie está ahí, lo sabe aunque quisiera no pensar en ello —¿Por qué estoy aquí? —se pregunta a sí misma en voz alta pero Billie vuelve a responderle.

—Porque me gustas.

Y no duda porque probablemente cree que Georgie está lo suficientemente borracha, o ella misma está lo suficientemente borracha como para mandar los nervios a la mierda. Georgie desea por un momento ser tan valiente como eso y ahora quiere otro trago, para dejar de estar adormilada, levantarse, regresar a la cocina y decirle a Agus que sí, que le asusta pensar que ya no es lo que siempre creyó que era, pero que no le importa, que quiere intentarlo, porque cuando se besaron en su habitación no le dio asco, no fue horrible, ni siquiera fue extraño, pero sí estaba tan nerviosa que hubiera salido corriendo si no se hubiera quedado petrificada con el suspiro que se le atoró en la garganta.

Billie le masajea las pantorrillas en movimientos suaves y sus pechos golpean contra la planta de sus pies, y se siente bien, porque son suaves y esponjosos y Georgie agradece la presión porque en verdad que le duelen los pies, de esa clase de dolor en que casi no sientes las extremidades. Tomó su silencio como una pauta a continuar y la misma Georgie se pregunta si realmente no lo fue, porque se siente rara, le sudan las manos, le burbujea el vientre y contrae los dedos sintiendo los pechos de Billie con mayor claridad. Está ansiosa porque sabe que algo puede pasar y no sabe si quiere que pase o no, porque una parte de ella dice “joder, sí, Billie es sexy maldita sea”, pero otra parte igual de fuerte sólo repite “no deberías, no deberías, no deberías”. Otra parte más pequeña, callada y tímida susurra “Agus, Agus, Agus”; está asustada, no tiene un compromiso  con Agus y no está segura de quererlo, porque hasta hace poco tiempo ella era hetero, no volteaba a mirar a las chicas apreciativamente, no les miraba los pechos más de dos segundos, y definitivamente no pensaba en besarlas ‘sólo para probar’, porque no pensaba en que eran tan besables como los chicos, sólo no las veía así, y sí, está asustada pero esa pequeña parte de ella piensa en Agus y le dice que no se haga idiota, que sí tiene un compromiso con su mejor amiga, porque ha sido buena y no le ha juzgado o presionado y ella sabe que la quiere, está esperando que aclare sus dudas, pero ahora está ahí, a punto de hacer quién sabe qué con otra chica sólo porque está demasiado ansiosa para impedirlo, así que se repite constantemente que va a detener a Billie antes de que otra cosa suceda, en cualquier momento, en cuanto le parezca que está yendo demasiado lejos. Entonces escucha un cierre bajar y sólo puede pensar “oh mierda”, porque el sujetador de Billie es de encaje negro y está sentada a horcajadas sobre su pelvis, los brazos laxos después de dejar caer su blusa a un lado de la cama, y la mira con sus ojos oscuros, esperando que haga algo.

Billie comienza a mecerse y Georgie está convencida de que si ella no se mueve entonces no está haciendo nada y por lo tanto no es culpable, no puede ser culpable porque es Billie la que toma sus manos y las pone sobre la suave piel de su cintura.
Georgie no está lo suficientemente borracha, sabe que esto no está bien, porque Agus la quiere y ella conoce a Billie de en realidad hace sólo unas horas, nunca antes cruzaron más de tres palabras, pero ahora está excitada y no sabe si le gustaría estar más sobria o más ebria.

Suspira y de pronto se siente cansada de tanto pensar, porque sabe que ‘esto no está bien’, así que acaricia el vientre de Billie, sólo porque su piel tan blanca se pliega ahí un poco y le llama la atención; pasa las manos hasta su espalda y la atrae para abrazarla, a lo que la menor no se niega, sino que se acurruca.

—Esto no está bien, Billie —exterioriza —, yo ya quiero a alguien.

—Ya lo sé —Billie gruñé y le pega en el hombro con la cabeza —. Ya lo sé, pero no perdía nada con intentarlo, ¿no?

La mira y tiene el ceño fruncido, no sabe si molesta o sólo fastidiada, porque está sonriendo un poquito.

Es cuando se inclina para besarla de todos modos que alguien toca a la puerta. Se levanta y resopla, porque ya sabe quién es; levanta su blusa del suelo y se está abrochando  los botones cuando vuelven a tocar, esta vez más fuerte, más insistente aunque disimulando la impaciencia, Billie se ríe irónicamente porque ha sido lo mismo desde su último cumpleaños, de una forma u otra su hermana le ha arruinado cada encuentro que pudiera tener.

Va hacia la puerta y abre con la sonrisa más falsa que logra encontrar —¿Qué? —se asegura de hacer saber a su hermana que está realmente molesta.

—Billie… —y no sabe qué decir, porque desde ahí puede ver a Georgie sobre la cama, sus zapatos en el suelo y es consciente de que lo ha vuelto a hacer, pero se consuela diciéndose que no es por ella, que Agus no merece ser traicionada de esa forma.

La tensión podría ser cortada con cuchillo de lo espesa que es, así que Agus carraspea y se adelanta hasta entrar a la habitación antes que alguien se lo impida. —Creo que deberíamos irnos, la mamá de Georgie no va a ser muy feliz si llegamos más tarde que esto. —Miente, porque la mamá de Georgie no está en casa, pero la castaña ya se ha levantado y le falta sólo ponerse un zapato.

Cuando bajan las escaleras, Billie y Tomie siguen estando atoradas en la puerta de la habitación.

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