sábado, 29 de junio de 2013

Me traes algo {Tokio Hotel}

Pairing: Bill/Bushido
Categoría: slash
Género: humor, romance
Rating: K 
Resumen: Cuando era pequeño Bill creó una costumbre curiosa, de pedir por algo cada vez que alguien se despedía. Pero no obtuvo nada hasta que Bushido llegó.
Notas: Para Lupis. Es su modesto regalo por haber ganado en el maratón de comentarios. No es la gran cosa pero me esforcé y lo hice con amor. Espero que te guste, Lupis. Si crees que no cumple los parámetros, con confianza, dime y hago otra cosa.
Si los que participaron en el Maratón de comentarios del grupo Billshido andan por acá, aprovecho para agradecerles de nuevo.




Cuando Bill era pequeño adoptó una costumbre curiosa. Cada vez que alguien iba a algún lado después de estar en su compañía le decía “me traes algo”.
Al principio lo decía en serio, con la ilusión de un niño de que la persona realmente le trajera algo a la vuelta, pero con el tiempo fue comprendiendo que las personas raramente te traían algo cuando se los pedías de ese modo. Ni siquiera un caramelo, una postal, a veces ni siquiera un saludo de alguien más.
La costumbre se le quedó, pero se convirtió de una esperanza infantil a una costumbre que a algunos les resultaba hasta un poco molesta, y que un poco por eso mismo se había quedado en él, como una broma que a la larga se volvía de muy mal gusto, pero instantánea, que ya no podía reprimir cuando escuchaba a alguien decirle “me voy”, “nos vemos”, o cualquier despedida parecida.

Jamás consiguió que le trajeran nada, el único que lo hacía era Tom, pero él no necesitaba que se lo dijera, también era probablemente el único al que no se lo decía siempre, Tom le traía cosas cuando veía algo que sabía que le gustaría igual que hacía el propio Bill. Una ley de hermanos.

Por eso cuando Bushido lo encontró al día siguiente, con un pequeño pez dorado en una linda pecera como regalo y una sonrisa curiosa en el rostro, Bill sólo pudo fruncir las cejas y decir “¿Y eso?”, “es para ti” fue lo que Bushido dijo, porque el día anterior antes de marcharse se había despedido con la disculpa de que tenía que ir al acuario a acompañar a uno de sus amigos, ¿por qué Bushido iba al acuario con sus amigos? No lo entendía, pero por inercia había soltado el “me traes algo”, casi sin siquiera darse cuenta, y el hombre lo había mirado un minuto con expresión neutra antes de responder “claro”. Mucha gente le decía “claro”, pero al final ninguno de ellos le llevaba nada, así que su desconcierto era igual de grande que si no le hubiera pedido nada. Por un segundo incluso había pensado que aquel regalo era por alguna razón, alguna fecha que hubiera olvidado, alguna cosa que tuviera que recordar, no por el simple tic verbal que había desarrollado, pero era raro, porque se habían conocido apenas hacia una semana. “Me pediste que te trajera algo, ¿qué más te podía traer de un acuario?” esa fue su respuesta, que suponía que estaba llena de obviedad por el tono con el que lo dijo, y claro, ¿qué más le podía traer de un acuario si no eran peces?

Las siguientes cinco veces aún fueron por inercia; de ahí obtuvo un perro de peluche, un libro, el casquete inservible de una bala, una botella de tequila, una caja de su cereal favorito y diez gramos de marihuana, uno por vez.
Las cinco veces después de esas cinco veces, fue premeditado, prestando especial atención a la expresión de su rostro al marcharse, porque Bill tenía la impresión de que se estaba burlando de él, pero Bushido no hizo en absoluto ningún gesto salvo el ocasional “claro” antes de irse. De esas obtuvo una chamarra de cuero sintético, una gorra de beisbol, un collar de plata, una almohada tejida y una postal con una mujer en kimono, uno por vez. Bill no estaba seguro de a qué lugares iba Bushido, pero en realidad no le importaba mucho, lo que se preguntaba era por qué rayos le llevaba cosas. Por qué diantres realmente se tomaba la molestia de llevarle algo cuando se lo pedía. Bill no lo entendía, ¿es que acaso aquel hombre no caía en la cuenta de que era sólo un decir?

“Me gusta complacerte. Tú lo pides y yo no tengo ningún problema con traerlo, sobretodo porque no me pides nada, sólo que te traiga algo. Me gusta ser creativo, chico.” Esa fue su respuesta cuando por fin se atrevió a preguntar, ya con un elefante de peluche de dos metros en la puerta de su casa.

La siguiente vez que se despidieron, Bushido regresó con un ramo de tulipanes y una declaración amorosa.
La siguiente vez fue con un par de cepillos de dientes nuevos para los dos, con lo que ahora tenía tres cepillos de dientes en el baño de su habitación, pero estaba bien con ello.
La siguiente fue un tarro de café colombiano que duró más de un mes en terminarse de lo grande que era.
La siguiente fueron boletos de avión a Venecia.
Un kimono y boletos para ir al Tanabata.
Una granja de hormigas.
Una armónica y un arpa.
Una caja de cerillos.
Un paquete de botones para traje de charro.
Un sombrero de lana.
Un bolso tejido.
Unos zapatos de madera.
Un CD con música africana.
No entendía la línea que Bushido seguía para ‘traerle algo’ cada vez que regresaba, pero sí sabía que lo de ser creativo iba muy, muy en serio. Porque “algo” era una palabra muy ambigua.

Después de los seis años, Bill había perdido la esperanza de que alguien llegara realmente con un regalo al regresar, porque a nadie parecía importarle realmente traerle algo para ver la expresión de sorpresa y felicidad en su rostro, esa a la que Anis le sonreía cada vez que regresaba.

La última vez que se despidió, Bill obtuvo un anillo.


1 comentario:

  1. Te odio.
    Porque por tu culpa estoy escribiendo Billshidos, escribo de un fandom al que ya le había dicho adiós... Bueno, le diré adiós al twc, y me concentraré por el momento, en el Billshido, claro, en tiempos de Bill bonito, lol~
    Muy buen fic, linda.
    Muy bueno, en verdad ♥
    Es curioso y adorable, y el motivo por el cual Bushido hacía las cosas, es realmente cursi pero sin llegar al punto de ser ridículo.

    ResponderEliminar