Categoría: fem!slash
Género: romance, drama, humor
Rating: T
Advertencias: AU, gender swap, twc
Resumen: Agus no es una chica como las demás y eso a Georgie no le importa. No hasta que entiende cómo aplican los "pequeños oscuros secretos"
Aquella mañana desayunaron waffles y emparedados preparados de la mano de Georgie, ya que, si bien era la casa de Agus y aunque no fuera una completa inútil en la cocina, prefería que la castaña se hiciera cargo de lo que, sin duda, hacía mucho mejor que ella.
Sus padres no volverían hasta el mediodía, y su hermana probablemente hasta el anochecer.
Limpiaron un poco y charlaron sobre cosas triviales, como la estabilidad económica del país; y no tan triviales, como el clima.
Aquella mañana ninguna de las dos se miró directo a los ojos, y evitaron el tema que creaba aquella tensión, de forma olímpica.
Había buenas razones para no tocar aquel tema. Una de ellas era que ninguna de las dos sabía cómo abordar un tema como aquel sin tener que mencionar palabras que causarían incomodidad.
Otra de las razones era que Agus se jactaba de ser una persona serena, y no pensaba perturbarse con cosas como esa que, a final de cuentas eran estúpidas si no había pasado nada salvo… sí, un par de declaraciones extrañas que no terminaba de asimilar (aunque su estado mental ya estaba más cerca del perturbado que del sereno).
Georgie era una persona simple. Y simplemente no quería corromper el ambiente, a Agus, y su amistad con algo que ni siquiera ella misma terminaba de entender. Lo que había pasado por su mente hacer la noche anterior eran hechos no hechos pero que, aun así, representaban un gran peso.
Porque, literalmente le había insinuado a Agus que sería buena idea tener sexo (aun cuando apenas sabía cómo lo hacían un chico y una chica, y estaba lejos de asimilar por completo cómo dos chicas podrían).
Además de que, literalmente había dormido abrazada a la rubia y, literalmente, la había besado en toda la regla de la palabra besar.
Dejando de lado, claro, que básicamente Agus se había lanzado sobre ella. Lo que, hipotéticamente podía significar que a Agus le gustaba su persona…
Pero Georgie era una persona simple, y aquello podía causarle serios dolores de cerebro.
Georgie era una persona simple, sí; pero antes de que otra cosa sucediera, quería tener las cosas despejadas. O por lo menos que sus ideas no le provocaran malestares.
Georgie tenía que saber qué estaba pasando con ella misma; porque no podía culpar a Agus. Sí, era más sencilo, pero era deshonesto y Agus no había tenido la culpa de nada. Había sido ella misma la que incluso había espiado entre las cosas de su amiga.
Agus no se iba a molestar; lo sabía y por ello no se había detenido de ver el vídeo aquel sin pararse a meditar demasiado.
Agus era quien era y ella no tenía derecho ni razón de juzgarla. Era amigas porque Agus era quien era.
Fue por eso que, aquella mañana, después de los waffles, lo emparedados, un poco de jugo de manzana, y hablar de nada, Georgie decidió marcharse antes de que el señor y la señora Shäfer llegaran; a discutir su confusión tranquilamente consigo misma.
Besó la mejilla de Agus al despedirse y sonrió antes de montar su bicicleta, tal cual hacía todos los días, y quedaron de verse a las seis para ir por un helado, y quizá al cine a ver una película.
Cuando Georgie hubo salido de su campo de visión, Agus se preguntó si realmente y por cuánto tiempo podían fingir que nada había pasado.
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