jueves, 19 de junio de 2014

Freiheit XI {Tokio Hotel} [FINAL]

Pairing: Bill/Tom
Categoría: slash
Género: angst, romance
Rating: T
Advertencias: travestismo, AU, chan, violencia, prostitución
Resumen: Libertad era su nombre cuando Tom le conoció.
Lucía tacones altos y sofisticados, el cabello largo y negro, suelto, enmarcando sus finas facciones. Aquellos ojos oscuros delineados y recubiertos por pestañas abundantes; una falda corta y una chaqueta de cuero. Sus labios rojos, su maquillaje intenso y el esmalte de uñas gris.
Su verdadero nombre era Bill; y le conoció una noche mientras transitaba por el parque del centro. Le coqueteaba con descaro, le contoneaba su respingado trasero, y le cobraba quinientos billetes.
Era prostituta...
Capítulos: I, II, III, IV, V, VI, VII, VIII, IX, X





Cuando cumplí diecisiete años, Anis me dejó hacer rondas en el parque.
Sus chicos salen todas las noches y no regresan hasta la mañana, y todos dicen que es un trabajo mucho más vulgar que el que yo hago, pero una semana antes de hacerme un año más cansado, la habitación se empezó a poner demasiado oscura, los hombres demasiado anónimos y los doctores demasiado metódicos, y fue cuestión de abrir un poco la ventana para fumar un cigarrillo y preguntarme cómo sería, estar ahí afuera en el parque donde les puedes ver las caras y pelear en las esquinas por el espacio en el que tú trabajas.

No es glamuroso, pero por lo menos no está oscuro y la gente te mira, y puedes sentir cómo quieren tocarte pero se aproximan con cuidado porque son caras con anonimato.
Tal vez soy nuevo e inexperto en el parque, pero también a ellos les gusta cómo me veo.

Hay muchas mujeres alrededor; usan zapatos largos y faldas cortas, los labios rojos y el cabello siempre hecho un desastre, y quizá es que hace mucho tiempo que no veía una, peo me parece que lucen maravillosas.
Una de ellas me regaló su labial, dijo que tengo los labios de chica y que podría conseguir un millón de clientes más si usaba un poco. No sabía que entonces todavía no conseguía ninguno, pero tuvo mucha razón.

+—+

Su nombre era Paul.
La primera vez que lo hicimos fue contra un árbol en el parque y cuando se fue me dijo “te veo la próxima semana” y me hizo prometer que iba a seguir usando el labial rojo. No tenía ningún motivo para hacerlo, Anis me dijo que cualquiera que intentara obligarme a hacer algo que yo no quisiera no iba a vivir para ver la luz del día. Pero no es que yo no quisiera. El labial rojo me gusta, aunque por ahora es el único que tengo. Anis prometió llevarme de compras.

Lo que pasa es que Paul me recuerda un poco a Anis, con el cuerpo ancho y la barba cubriendo la mitad de su cara. A veces Paul se ríe y enseña los dientes y me toca despacio como si tuviera todo el tiempo del mundo; sus manos son sólidas y a veces me hacen sentir los pies en la tierra, y cuando me toca me susurra al oído cómo podría ser capaz de tener todo lo que quisiera, que lo único que necesito hacer es pedirlo.

Y tiene razón.

Volvió la siguiente semana y me llevó a un cuarto de hotel caro donde me hizo vestir una falda. Dijo que no era perfecto, pero que podíamos solucionarlo con el tiempo.
Volvió la siguiente semana, y la semana después de esa, y cada viernes desde entonces, siempre con algo nuevo para mí.

Anis lo atrapó después de dos meses; dijo que eran cosas con el negocio, porque al parecer se conocían, y a veces Paul viene a casa y pasamos juntos un rato, pero después de eso no lo volví a ver en el parque. Anis dijo que Paul era un ridículo. Pero lo dejó llevarme de compras.

Él dice que me veo mejor que todos los chicos y chicas de las revistas y que todos querrían venir a verme si estuviera en una pasarela.
Es un ridículo, pero tal vez un ridículo con razón.
+—+

Se llama Tom.

Es un niño bonito que conocí en el parque.
Me invitó a su casa y comimos caramelos.
Vimos una película y cenamos pasta. Me habló de su familia.
Tomamos una ducha y dormimos un rato antes de que se hiciera de día.
Me besó en los labios como si fuera importante.

Creo que ha perdido a alguien, pero no dijo su nombre ni una sola vez. Me hizo muchas preguntas.

+—+

Lo vi la noche siguiente, y la siguiente, y la siguiente.
A veces sólo quiere que le haga compañía. Habla hasta que se le secan los labios y se ríe de sus propios malos chistes.

A veces me quedo un poco más, y se levanta de madrugada a preparar el desayuno.
Comimos waffles a las cuatro de la mañana.

Tom repite mi nombre como si quisiera aprendérselo de memoria.
Lo dice una y otra vez cada vez que quiere decirme algo.

Bill, ayer pasé tres horas en la fila del banco. Son todos unos incompetentes, Bill.

Bill, hoy cociné pie, pero como no sabía cuál te gustaba hice de limón, de zarzamora y de manzana.

No sabía que eras alérgico a las manzanas, Bill.

Bill, Bill, Bill; y se disculpó hasta que se me corrió el maquillaje.

No sé qué ve Tom, no sé por qué regresa.

La semana pasada me preguntó a qué quería dedicarme, y le dije que al modelaje. Estábamos comiendo helado de café y cuando dejé su cama eran las dos de la mañana.

+—+

Cuando le dije a Anis que quería dedicarme al modelaje se río de mí pero me prometió que iba a llamar a alguien.

Sé que no vamos a hablar del tema hasta dentro de muchos meses.

+—+

A veces Tom me recuerda a Andy.
No porque me recuerde a él, sino porque me recuerda lo mucho que pesa estar solo.
+—+

Esta mañana, Anis me llamó a su cuarto.
Es algo que hace de vez en cuando, me lleva con él a su cuarto. Todavía me dice que soy la cosa más hermosa que ha visto.
Me dijo que tenía un regalo por mi cumpleaños número veinte. Que tengo una cita para una revista el próximo mes.

Que ya no puedo volver al parque.

+—+

Tom todavía estaba dormido cuando me marché.
No recordaba la última vez que había llorado tanto.

+—+

Ayer vi una casa que quiero comprar.
Tiene un jardín en la parte de atrás y está de frente a una calle transitada. Hay una panadería italiana en la esquina.
De vez en cuando hacen pie de manzana.

+—+

El día que pude obtener mi primer auto conduje por toda la ciudad.
Eran las seis de la tarde cuando llegué al parque.

Tom todavía estaba ahí. Se había cortado un poco el cabello.
Me preguntó por qué ya no usaba faldas si todavía llevaba tacones.
Le pedí que me acompañara a casa.

A veces desayunamos waffles.




1 comentario:

  1. Narrás muy hermoso. Resulta fácil y rápido leerte. Me encanta. Y, sinceramente, no entiendo cómo es que s te ocurren tantas tramas, y tan diferentes unas de las otras. Soy tu fan, o algo así. Hasta me dieron ganas de escribir, jajaja. En fin: gracias por compartir tus hermosos escritos. Seguí así (:

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