Categoría: slash
Género: humor
Rating: MA
Advertencias: trío
Resumen: Georg sonrió, bajó la cabeza y la meneó con un gesto reprobatorio ante el que Tom encogió los hombros y Bill bufó sonoro. No era suficiente haber arruinado un concierto porque de más siempre hay opciones.
Notas: Alguien me pidió un trío de estos tres y, hey, amo este trío.
Georg miró a Tom y Tom miró a Bill y Bill miró a Georg que miraba a Tom y
pasó de Georg a Tom y Tom se sintió ligeramente acosado y entonces Gustav supo
que lo mejor para él sería abandonar la habitación. Porque el ambiente se
estaba poniendo dramático y a Gustav no le gustaban los dramas.
Sin Schäfer en la habitación (que se arrastró de forma ágil hasta la puerta y se deslizó hacia afuera sin siquiera
rechinar las bisagras), el mayor de los Kaulitz se sintió en zona de guerra y
quiso salir corriendo, pues con tres zancadas podría llegar hasta afuera, pero
Bill ya le había sujetado por el codo y no pudo sino sentirse un poco más
atrapado.
Cuando Tom respiró profundo, se puso
una mano en la cadera y con la otra palmeó suavemente el trasero de Georg, Bill
no pudo hacer más que sentirse dentro de una mala comedia griega, porque estas
eran siempre malas y de comedia tanto que de tres horas que duraban, siete
minutos eran los que le hacían gracia.
Georg sonrió, bajó la cabeza y la meneó con un gesto reprobatorio ante el
que Tom encogió los hombros y Bill bufó sonoro. Porque alguno de ellos había
echado a perder como cuatro de las canciones durante el concierto y en lugar de
discutir como era usual, Georg se reía y Tom se hacía el desentendido porque,
sí, al principio se había sulfurado pero ahora que se daba cuenta que quizá el
error había sido suyo, entre la risa de Georg y los pucheros de Bill, prefería
desentenderse y seguir pasando las culpas que también podían no pertenecerle. Así
que se sacó la playera y fue a sentarse en el sillón, a donde Georg le siguió
cuando se hubo quedado sin pantalones; lugar al que Bill llegó tan desnudo que
lo único que lo cubría eran los collares que le colgaban del cuello y las
rastas que le llegaban a los hombros. Se sentó a horcajadas en Georg y mientras
su hermano le acariciaba el miembro con parsimonia, se sintió como Gitón en
pleno Satiricón.
Y Georg empujaba hacia arriba, aun con los interiores puestos, en tanto
besaba a Tom en el cuello, y Bill se preguntaba por las manos de cuántos
hombres habría pasado Gitón después de ser abandonado
por el único hombre que de verdad le amaba y que se vio obligado a contraer
matrimonio con aquel anciano en aquel barco que los soldados terminaron
tomando.
Y mientras Tom gemía y Georg jadeaba, él con una mano ajena en los
testículos y un miembro golpeándole la retaguardia, se corrió dejando de
evidencia su semen en el pecho del que cabalgaba.
Entonces pensó que qué alegría no estar en la antigua Grecia sino vivir en
Alemania.
Si al final decidían que la culpa era de Gustav.
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