domingo, 16 de septiembre de 2012

Cartoon Heart {Tokio Hotel}

Categoría: General
Género: drama
Rating: K+ 
Resumen: Porque estaba atrás, siempre atrás y nadie parecía lograr vislumbrar que en realidad era siempre el único que estaba al frente.
Notas: Para el cumpleaños de Gustav. En el grupo de autores de fanfics.  
Canción utilizada: CharlieBrown —Coldplay.




Tuvo que sobornar al guardaespaldas para que hiciera la vista gorda. Tomó pues, el manojo de llaves que David dejaba sobre su escritorio y el auto que quedaba estacionado en su lugar reservado.
No le gustaba "robar" porque no debería tener la necesidad de hacerlo, pero tampoco le causaba ningún inconveniente; no era la primera vez que hurtaba, y pensaba que probablemente tampoco sería la última. Pensaba regresar la llave de cualquier forma (aunque no estaba seguro del auto).

Condujo hasta el centro, porque era justo el sitio al que le habían prohibido ir.
Gustav no estaba para prohibiciones, no.
Los chicos lo estaban esperando, con grandes sonrisas burlonas y dejes de preocupación en las miradas; todos se habían escapado, todos se escapaban siempre, porque "las malas compañías" eran siempre las mejores y las más prohibidas. Porque todos estaban ahí cuando el staff completo fue a buscar a Gustav la noche de hace tres días atrás, y Gustav estaba tan perdido como todos los demás, así que tuvieron que regresarlo a "casa" arrastrando.

Se tomó el ponche rojo que le extendieron nada más verlo bajar del auto, de un solo trago que le supo gloriosamente amargo.
Se sintió en las nubes entonces, y prendió el cigarrillo blanco que sacó de la bolsa interna de su chaqueta.

No era correcto, quizá, pero probablemente no le importaba. Porque estaba atrás, siempre atrás y nadie parecía lograr vislumbrar que en realidad era siempre el único que estaba al frente.

I stole a Key,
took a car downtown
where the lost boys meet;
and took what what they offered me,
to set me free…

El concierto comenzó y David seguía molesto, porque alguien había rayado su auto pero nadie sabía nada.
No había entrado en él, sino sabría que los asientos traseros olían a vomito. Y a sudor.

Las luces se apagaron, toda la iluminación se centró en el frente, donde la audiencia demente podía apreciar a Tom y Georg, Bill emergiendo del suelo con toda su gloria.
Todo estaba oscuro cuando comenzó a tocar; porque siempre debía ser invisible. Miraba todo desde atrás, donde podía apreciar perfectamente cada rasgo, perfección o desperfecto. Donde no podían comenzar si él no se movía.

Sonrió y pensó que el resto de los mortales podían ser bastante inútiles, y qué agradable saber que le habían mandado por compañía a un par que eran funcionales.

Los chicos del centro no podían hacer nada útil por él.

I saw the lights go down,
at the end of the scene;
I saw the lights go down,
and they're standing in front of me...

Gustav soñó con monstruos obsesos aquella noche y abrió los ojos sin alterarse, porque no era tan inusual.

Hacía un tiempo que había olvidado sus emociones parcialmente, no podía temer por un sueño.
Tampoco podía temer por un corazón roto; sin embargo lloró un poco por dentro.

Lloró un poco por dentro porque aún podía sentirse vivo y eso estaba bien. Y si la música le acompañaba estaba mejor.

Porque no podía hacer siempre lo que quería, pero tampoco había alguien capaz de impedirle su voluntad.
Quizá el corazón se le había endurecido, aunque de ser así, no habría respondido el beso de aquel chico que le saltó encima en el aeropuerto.

My scarecrow dreams,
when they smashed my heart into smithereens.
I'll be a bright red rose
combustin the concrete.
Be a carton heart...

Las luces volvieron y sintió el fuego tan cerca que le ardió la piel; un calambre extendiéndose por su pierna no fue capaz de detenerlo y sintió que explotaría.
Como cuando enciendes un cigarrillo; uno tras otro, tras otro y todo se llena de pequeñas combustiones que se pueden convertir en un incendio si sabes colocarlas.

Gustav era un incendio. Era esa sucesión de pequeñas combustiones que no ceden.
Con la adrenalina en el cuerpo y las explosiones en la cabeza, los sonidos se volvieron más fuertes hasta que se esparcieron como si se negaran a estar juntos. La música se dividió y mientras a todos les parecía que se fusionaban, Gustav estaba seguro de que tomaban distancia.

Quería correr y gritar, enloquecer; pero tenía el control. Todo el control.

light a fire,
light a spark;
light a fire,
a flame in my heart.
We'll run wild.
We'll be glowing in the dark...

Le causaba una diversión interminable cuando sus amigos en turno terminaban "necesitados" de él. Si Gustav se acostaba con ellos era porque resultaba terriblemente fácil.

Las drogas los hacían ver luces, y todas giraban brillando alrededor de su rubia cabellera.
Para ellos era lo mismo saltar de un edificio que hacer el amor por intervalos que parecían interminables.

Y como en una montaña rusa, Gustav sentía el vértigo, pero cada vez que dejaba los intestinos arriba, sabía que volvería por ellos en algún punto de la segunda vuelta.
Podía hacer que los errores se convirtieran en un carrusel, y se divertía mirando girar a los caballos en círculos interminables. Estaban atados y aun así parecían desbocarse por momentos, como si fuera imposible controlarlos.

All the boys,
all the girls,
all the madness in the world;
all the madness that occurs.
All the highs,
all the lows,
as the room is spinning, oh
We’ll run wild…

Era un dedo lo que necesitaba. Lo colocaba sobre su boca y el silencio se hacía presente, imponía su voluntad.
Un millón de enardecida concurrencia se quedaba callada cuando él lo ordenaba, y entonces sabía que no estaba atrás, sino al frente.
No importaba quién estuviera en la luz, no, porque era él quien brillaba.

Is everybody up there?

Y sonrió, se inclinó y divisó a tres chicas en la segunda fila.
Estaban todos ahí para él, no importaba cuán oscuro pudiera lucir, si Gustav lograba controlar multitudes con un gesto y divertirse a la noche con quien le placiera.

No sabía si ahora tenía el corazón acartonado, pero le gustaba pensar que era sólo el hecho de vivir una vida simple.

Porque el ponche rojo no dejaba de ser amargo, los cigarrillos falsos y sus sonrisas engañosas.
Los silencios no eran mentiras, pero tampoco revelaban verdades. Y las penumbras simplemente servían para hacerlo resaltar desde atrás.

So we saw...
an inocent liar.
We'll be glowing in the dark.

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