lunes, 29 de octubre de 2012

Poco convencional. II {Tokio Hotel}

Pairing: Gerog/Gustav
Categoría: Hetero
Género: romance
Rating: K+
Advertencias: Gender swap, AU
Resumen: A Georg le gustaba lo poco convencional.Había una sola persona que sabía respecto a ello, y esa era Agus.
Notas: Serie de viñetas. ¡Agus al poder!





Aquella tarde, Agus tuvo que caminar bajo la lluvia hasta la parada de autobús en la que Georg la estaba esperando. No había llevado abrigo y estaba completamente mojada para cuando hubo llegado a su destino; cada centímetro de su cuerpo estaba empapado, desde el primer cabello de su cabeza, hasta el último de los dedos de sus pies.
Georg, debajo de su paraguas, se rió de su estado hasta que la mezcla de frío, agua y risa le hizo sentir que, si no se detenía, la urgencia de un inodoro sería inminente.
"Ojalá mojes los pantalones", le había dicho Agus después de sentirse indignada y sacudir su cabello con ahínco para que las gotas alcanzaran al castaño. Georg frunció la nariz, la abrazó con fuerza, le removió el cabello y le besó la frente.
Agus estaba literalmente temblando de frío; sus manos congeladas comenzaban a ponerse verdes y le castañeaban los dientes. Se detuvieron bajo la lona de una tienda y su novio le cedió el abrigo.

Había veces que para Agus, Georg representaba un agujero a la mitad de su cuerpo. Un enorme agujero de color rosa en el que miles de orugas pasmosas caminaban sin ninguna prisa, dejando su mierda atrás, y aquella mierda desprendiendo nitrógeno que se esparcía por toda ella. Y se sentía feliz. Idiota y completamente feliz.

También había veces en que Georg sentía que no podía evitar reír, aun cuando sabía que Agus se iba a indignar; pero, esas veces en que Georg no podía evitar reír, eran en venganza para cuando no podía evitar mirarla.
Ahí, bajo la lluvia, con el cabello rubio completamente mojado y pegado al rostro, la piel erizada, sus ojos café claro húmedos y la ropa pegada al cuerpo, Georg simplemente no podía parar de mirarla, por eso había echado a reír.

Georg estaba enamorado de Agus. Se había dado cuenta de ello mucho tiempo atrás, pero se lo repetía cada vez que la miraba hacer pequeñas cosas que para Agus resultaban completamente espontáneas, pero para él eran lo más deleitable que pudiera ver.
Como verla entrar en la casa quitándose la ropa en el camino de la entrada al baño y pasar desnuda, con tan sólo la toalla al hombro y lista para meterse a la tina llena de agua tibia todo el tiempo que tuviera disponible.
Georg amaba ver el cuerpo desnudo de Agus recorrer la casa entera con desvergüenza. Entonces era cuando se tomaba todo el tiempo del mundo, se recargaba en la pared, y la miraba detenidamente, como si nunca antes la hubiera visto desnuda; la veía caminar de un lado a otro, recolectando lo necesario para su perfecta ducha, sus pechos saltando ligeramente y sus provocadoras caderas en un vaivén inconsciente que se le antojaba irresistible. Sus muslos, sus glúteos, su cintura; todo en ella era perfecto para él.
Georg amaba el cambio en las tonalidades de su piel, aquellas partes más bronceadas que otras y el juego uniforme que hacía con su cabello. Sus manos que muchos consideraban poco femeninas y sus pequeños pies.

Agus solía tomar baños tan largos que para Georg resultaban una tortura.
Agus giraba la cabeza en dirección a él antes de cruzar la puerta, ella sabía que Georg siempre la estaba mirando cuando iba camino a la tina; entonces le miraba fijamente un segundo antes de asegurarse que él ya se hubiese quitado la playera.

Sus baños eran tan largos, que hacía tiempo que los tomaban juntos.

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