jueves, 28 de agosto de 2014

Podría ser peor {TH}

Pairing: billshido
Categoría: slash
Rating: T
Día 4-Incesto
Número de palabras: 760



En una realidad alterna no son hermanos, piensa. En una realidad alterna probablemente ni siquiera viven en la misma casa; en una realidad alterna quizá no se conocen.

Piensa en la infinidad de posibilidades que tendría si realmente existiera eso que él quiere creer que son universos paralelos, dimensiones diversas; algún tiempo y espacio en el que no estén emparentados, donde no hayan nacido en la misma familia o con la misma sangre. Mira el techo y piensa detenidamente, que quizá en otro universo podrían ser compañeros de clase y tener la misma edad en lugar de llevarse cinco años de diferencia, y quien sabe, quizá un buen día él es lo suficientemente no tímido para hablarle, y quizá se hacen amigos y quizá después… lo importante es que no son hermanos.



Suspira y mira por la ventana, donde llueve, y escucha el susurro de su madre a través de la puerta, preguntando a su padre dónde quedaron las llaves, porque es de noche y tiene que cerrar la puerta, y piensa, que quizá en un universo paralelo pudo ser una chica, una linda (es difícil ser más lindo de lo que ya lo es ahora, pero podría), una atractiva e interesante y podría, quién sabe, encontrarse con él un buen día y entonces él podría pedirle salir y… suspira.



En una realidad alterna quizá sólo son buenos amigos y pueden pasar juntos el resto de sus vidas, saliendo por las tardes, hablando sobre chicas, yendo juntos a ver algún deporte, o hacer algún deporte, o conquistando chicas en un bar, o lo que sea que haga la gente heterosexual un viernes por la noche con un buen amigo, el mejor amigo, un amigo de toda la vida. Pero se lleva la mano al pecho y solloza bajito casi sin querer, porque si en alguna realidad alterna son sólo amigos eso podría significar que no lo ama, y si no lo ama, ¿entonces qué sentido tiene?

Se acurruca para no sollozar más, se abraza a sí mismo y piensa que podría ser peor. “Podría ser peor, Bill”, se dice, “podrías no amarlo de verdad”, y se golpea contra la almohada porque, auch, si no lo amara sería mejor. Si no lo amara o si no fuera su hermano. Pero podría ser peor, podrían nunca haberse conocido; podrían ser extraños a kilómetros de distancia, o peor, podrían ser extraños a unos pasos de distancia, tomando el café en la misma cafetería, bebiendo cerveza en el mismo bar, llegando en el mismo bus al trabajo o estando en la misma escuela, y podría ser peor. Podrían ser famosos y tener que ocultar sus sentimientos para siempre, y entonces no sería sólo ocultarlos, no, entonces sería luchar contra cientos de miles de miradas, y las revistas, los periódicos, la televisión.



Podría ser peor. Anis podría no quererlo nada.

O podría ser mejor. Anis podría no quererlo nada, y entonces quizá él tampoco lo querría de vuelta.

Y no está seguro qué sería mejor, si tener sentido común y no levantarse de la cama, o seguir siendo quién es hoy, el chico que se pone de pie cuando todas las luces están ya apagadas, que camina en tropiezos hasta la otra cama, a través de la habitación, cuando ya nadie habla, cuando apenas puede escuchar respiraciones.

Se sienta a horcajadas sobre Anis (porque es Anis, hace un largo, largo tiempo que no lo llama ‘hermano’), sus erecciones chocando completamente con la simple y delgada tela de la pijama separándolos, que se siente como un mundo y también como la única posible protección. Se mece despacio, como si no quisiera despertarlo, pretendiendo que no se ha dado cuenta, como si el resto del mundo no existiera. Se mece despacio y echa la cabeza hacia atrás cuando siente unas manos firmes sobre sus caderas, marcando un ritmo que es capaz de seguir de inmediato, como un baile bien ensayado. Se mece despacio pero se empuja con más fuerza, hace una mueca casi de dolor y suspira profundo, gimiendo hacia adentro, en silencio, las caderas de Anis elevándose y él sabe que están cerca, oh tan cerca.

Se inclina y lo besa, sus labios conectan de forma torpe al principio, pero se compenetran como cada parte de su cuerpo se ensambla una a la otra, como desde que cumplió catorce y primero peleando, Anis no lo apartó cuando gimió terrible y descaradamente contra su boca. Anis no lo apartó y no lo hace ahora aunque debiera.



“Podría ser peor”, piensa, “mamá podría llegar y abrir la puerta”.

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