domingo, 10 de junio de 2012

Acércate a mí {Tokio Hotel}

Pairing: Bill/Tom
Categoría: slash
Género: romance
Rating: K 
Resumen: Una eternidad que se arrastraba lenta con camino sin retorno a su final.
Notas: Zoom into me





El toque era torpe aún, pero se deslizaba tan suavemente sobre el tacto como cada nota. Se mezclaban perfectas danzando en el aire con el timbre de su voz, en un vals que les podía parecer interminable.

Cuatro minutos no eran suficientes. Ellos querían la eternidad.

Porque cuando ya no necesitas estar siquiera cerca de alguien para sentir su calor, sabes que estás perdido.

– Acércate a mí… – si de cualquier forma quieres sentir más, y más…

No necesitaba mirar para saber que se encontraba ahora complacido con su trabajo. Sumergido en la necesidad de continuar tocando para no dejar de escuchar su voz. Aunque él tampoco quería terminar.
Una eternidad que se arrastraba lenta con camino sin retorno a su final.

– No dejes de cantar.

– No pares de tocar.

–  Acércate a mí…

Si no escuchaba su voz se sentía diminuto y desprotegido y quería por momentos echar a correr. Saber que estaba ahí le daba seguridad. Aquella que lo impulsaba a continuar, a seguir intentando aunque pareciera que el camino ya se había terminado. Era él quien le daba dónde pisar.

Quería ponerse en pie y tocarlo ya, pero no podía frenar la eternidad. Su voz seguía ahí.
Aquel suplicante tono flotando a su alrededor, jugando al no cederé, desgarrando su alma por dentro de la ansiedad.

– Ya no había que temer

– Acércate a mí.

No se quería detener. Aun cuando sabía que al hacerlo iría hacia él, porque la armonía del sonido era lo que los congelaba, no se quería detener. Si lo hacía, ya no le vería tocando para él.

Estaban sumergidos en una eternidad.
Si no podía cantar al no tenerle ahí, tocando para él.
Y no podía tocar si no estaba él para cantar.
Porque simplemente sin él, no tenía mucho más sentido.
No aquí, no ahora, no sumergido en la eternidad del principio.

– Acércate a mí.

– Acércate a mí.

– Yo estoy aquí…

Se acercó despacio a él, con cada nota que sentenciaba el final.
Si habían llegado juntos y así debían marchar.
Con cada tono y cada nota hasta el final, sumergidos en la sincronía de la eternidad.

Apoyando las palmas en el instrumento que mantenía la distancia, sintiendo vibrar bajo sí.
Una sonrisa afloró.

– Acércate a mí.

Si la inconsciencia llegaba a su límite en el ocaso de la melodía, aun cuando no necesitaba mirarle para saber, sus ojos se elevaron a él.
La sublime forma de su voz estrangulando la distancia.

Porque tenía pánico al final…

– Acércate a mí.

Pero no habría comenzado sin él. Sólo a su lado valía la pena terminar.
No necesitaba tocarle para saber; le bastaba continuar frente al piano escuchando su voz.
Las notas danzando en la inmensidad.

No había que mirarle para saber; le bastaba sentir para ser consciente.

Si sumergidos en una eternidad.

– Acércate a mí

Tomados de las manos al final.

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