Categoría: slash
Género: romance
Rating: K
Resumen: Una eternidad que se arrastraba lenta con camino sin retorno a su final.
Notas: Zoom into me
El toque era torpe aún, pero
se deslizaba tan suavemente sobre el tacto como cada nota. Se mezclaban
perfectas danzando en el aire con el timbre de su voz, en un vals que les podía
parecer interminable.
Cuatro minutos no eran
suficientes. Ellos querían la eternidad.
Porque cuando ya no
necesitas estar siquiera cerca de alguien para sentir su calor, sabes que estás
perdido.
– Acércate a mí… – si de
cualquier forma quieres sentir más, y más…
No necesitaba mirar para
saber que se encontraba ahora complacido con su trabajo. Sumergido en la
necesidad de continuar tocando para no dejar de escuchar su voz. Aunque él
tampoco quería terminar.
Una eternidad que se
arrastraba lenta con camino sin retorno a su final.
– No dejes de cantar.
– No pares de tocar.
– Acércate a mí…
Si no escuchaba su voz se
sentía diminuto y desprotegido y quería por momentos echar a correr. Saber que
estaba ahí le daba seguridad. Aquella que lo impulsaba a continuar, a seguir
intentando aunque pareciera que el camino ya se había terminado. Era él quien
le daba dónde pisar.
Quería ponerse en pie y
tocarlo ya, pero no podía frenar la eternidad. Su voz seguía ahí.
Aquel suplicante tono
flotando a su alrededor, jugando al no cederé, desgarrando su alma por dentro
de la ansiedad.
– Ya no había que temer
– Acércate a mí.
No se quería detener. Aun
cuando sabía que al hacerlo iría hacia él, porque la armonía del sonido era lo
que los congelaba, no se quería detener. Si lo hacía, ya no le vería tocando
para él.
Estaban sumergidos en una
eternidad.
Si no podía cantar al no
tenerle ahí, tocando para él.
Y no podía tocar si no
estaba él para cantar.
Porque simplemente sin él,
no tenía mucho más sentido.
No aquí, no ahora, no
sumergido en la eternidad del principio.
– Acércate a mí.
– Acércate a mí.
– Yo estoy aquí…
Se acercó despacio a él, con
cada nota que sentenciaba el final.
Si habían llegado juntos y
así debían marchar.
Con cada tono y cada nota
hasta el final, sumergidos en la sincronía de la eternidad.
Apoyando las palmas en el
instrumento que mantenía la distancia, sintiendo vibrar bajo sí.
Una sonrisa afloró.
– Acércate a mí.
Si la inconsciencia llegaba
a su límite en el ocaso de la melodía, aun cuando no necesitaba mirarle para
saber, sus ojos se elevaron a él.
La sublime forma de su voz
estrangulando la distancia.
Porque tenía pánico al
final…
– Acércate a mí.
Pero no habría comenzado sin
él. Sólo a su lado valía la pena terminar.
No necesitaba tocarle para
saber; le bastaba continuar frente al piano escuchando su voz.
Las notas danzando en la
inmensidad.
No había que mirarle para
saber; le bastaba sentir para ser consciente.
Si sumergidos en una
eternidad.
– Acércate a mí
Tomados de las manos al
final.
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